¿Es cierto que la ciencia ya no es disruptiva?
Hoy es hora de desmitificar la disrupción. ¿Qué es realmente ser disruptivo? En contra de la intuición, rara vez un avance científico es disruptivo y al parecer, cada vez son menos frecuentes.
Hace unos pocos meses leí un artículo en la revista Nature que sostenía que la tasa de disrupciones científicas y tecnológicas se encontraban en disminución. Mi primera impresión fue negativa y me vino a la mente la cantidad de innovaciones tecnológicas que hemos presenciado en los últimos años. “De ninguna manera la ciencia y la tecnología puede estar siendo menos disruptiva”, pensé. Pero tengo que admitir que leer el artículo me dejó pensando.
Empecemos por analizar cómo llegan los autores del artículo mencionado a esa conclusión. Ellos analizaron 25 millones de artículos de la Web of Science (de 1945 a 2010) y 3.9 millones de patentes de la United States Patent and Trademark Office’s (USPTO) (de 1976 a 2010). Se focalizaron en las citas de estos artículos y patentes y calcularon, entre otras cosas, lo que se llama CD index. El CD index es una medida de disrupción. En la siguiente figura se grafica cómo funciona el CD index.
En resumen, el fundamento del CD index es que si un artículo o patente es disruptivo, es menos probable que los trabajos posteriores al mismo, citen también a sus predecesores ya que en teoría, los conceptos que fundamentaron su publicación pasarían a ser menos relevantes en el futuro (al haber ocurrido una disrupción, el artículo que la describe se convierte en el nuevo punto de partida).
En cambio, si un artículo o patente consolida el conocimiento, será más probable que los trabajos posteriores que lo citen también citen a sus predecesores; en este caso, el nuevo conocimiento no constituye un verdadero nuevo punto de partida.
En el siguiente gráfico se ve la caída del CD index promedio calculado para diferentes áreas científicas y tecnológicas.
Pensemos en la medicina: con todos los avances que hemos visto en los últimos años, desde la cirugía robótica hasta el desarrollo de una vacuna de RNA en tiempo récord ¿Puede ser esto real?
En primer lugar deberíamos entender qué es la disrupción. Según el mencionado artículo, una disrupción es un conocimiento que “rompe con el conocimiento existente, volviéndolo obsoleto, propulsando la ciencia y la tecnología en nuevas direcciones.”
Sin embargo, el concepto de disrupción más conocido viene de la teoría de la innovación disruptiva descripta por Clayton Christensen en su libro The Innovator's Dilemma. La teoría de la innovación disruptiva se basa en la idea de que las empresas establecidas pueden ser superadas por competidores más pequeños e innovadores que introducen productos o servicios radicalmente nuevos en el mercado. Según la teoría, las empresas establecidas tienden a enfocarse en mejorar y perfeccionar sus productos o servicios existentes para satisfacer las demandas de sus clientes más rentables y cada vez más exigentes.
Una innovación disruptiva es aquella que inicialmente tiene una menor calidad o un rendimiento inferior en comparación con los productos o servicios existentes. Sin embargo, tiene otras ventajas: un precio más bajo, mayor accesibilidad o una mayor conveniencia para ciertos segmentos de mercado que no son tan exigentes.
Inicialmente, las empresas establecidas menosprecian estas innovaciones disruptivas, ya que no cumplen con los estándares de calidad o rendimiento que los clientes actuales demandan. Pero con el tiempo, la tecnología disruptiva mejora, se vuelve lo suficientemente competitiva como para desplazar a las soluciones existentes y termina arrasando con las mismas. Un ejemplo es el streaming. Al comienzo, era difícil pensar que iba a reemplazar a la TV por cable. Era lento, tenía poca variedad, escasa disponibilidad, pero también era gratis o de muy bajo costo. ¿Qué pasó finalmente? Industrias enteras han nacido del video en streaming y la TV por cable está en serios problemas.
¿Porqué es tan difícil para las tecnologías establecidas disrumpirse a sí mismas? Sencillamente, porque la esencia de una tecnología es mejorarse, no ser reemplazada. A nadie se le ocurre desarrollar su propio reemplazo, por lo que es difícil que las disrupciones nazcan del mismo lugar o empresa de donde ha nacido una tecnología establecida.
Ahora bien, si se plantea las innovaciones disruptivas en estos términos, resulta más entendible que la ciencia pueda ser menos disruptiva ahora de lo que lo era hace 50 años. Uno de los argumentos que esgrimen los autores del artículo es que la frontera del conocimiento científico cada vez es más amplia, por lo que resulta cada vez más difícil encontrar disrupciones.
A mi se me ocurre una explicación alternativa y tiene que ver con lo poco probable que resulta que una publicación científica establecida publique algo que no esté en línea con consolidar conocimiento establecido. Por definición, una innovación disruptiva es una alternativa subóptima al comienzo a la que le lleva tiempo y mejora terminar con el status quo.
Por ejemplo, en cirugía torácica se han hecho muchos avances en lo referido al acceso quirúrgico. Hace 15 años la lobectomía con disección ganglionar por toracotomía era el gold standard en el tratamiento del cáncer de pulmón en estadío quirúrgico. Años más tarde, la videotoracoscopía se convirtió en el acceso de elección. La videotoracoscopía uniportal constituyó el siguiente avance y ahora pareciera que si una resección pulmonar no se hace de manera robótica y por un único puerto de acceso, estás 50 años atrasado (y de ninguna manera es así).
A pesar de los avances, ninguna de estas mejoras en la cirugía del cáncer de pulmón debería calificarse como innovaciones disruptivas. Son todas mejoras incrementales a un tratamiento establecido, en este caso la resección pulmonar. Sin embargo, en ningún caso se trató de una innovación disruptiva como muchos pensarían o quieren imponer.
Disruptivo sería que aparezca una tecnología completamente diferente, que por ejemplo no implique incisiones en la piel, que el paciente no tenga que internarse, que sea mucho más económica que la cirugía, que al comienzo sólo sirva para unos pocos casos seleccionados y hasta tal vez que tenga resultados mediocres. Los que hacemos cirugía diremos que no sirve, que nunca podrá reemplazar a la cirugía por la razón H o X y que la tecnología está destinada al fracaso. La tecnología se superará, servirá para algunos pacientes más y cuando queramos acordarnos, a un paciente le será tan tentador tratarse con esta nueva tecnología que con el tratamiento establecido. A los entendidos en el tema, ¿se les ocurre que esto pueda estar pasando? A mí sí.
Al comienzo, la disrupción es vista con desprecio. Ni siquiera es considerada como una opción. ¿Cómo vamos a esperar que este tipo de avances estén publicados en una revista científica? Las revistas científicas retroalimentan su propio interés de permanecer y los revisores sostienen de esta manera sus propios intereses y desarrollos. Justamente, las revisiones son por pares, lo que explícitamente sostiene que vienen de la misma área de interés. Las disrupciones no provienen de pares. Por lo tanto, ¿cómo esperar que algo disruptivo se publique?
Analizado de esta manera, es muy probable y hasta lógico que haya menos disrupciones en las publicaciones científicas. ¿Qué más se podría esperar? Los grandes cambios de paradigma nacen de la fusión entre disciplinas diferentes o por fuera de una disciplina, por personas que no tienen los prejuicios propios de la disciplina única.
¿Para qué sirve esto? Primero para desmitificar que todo avance científico es disruptivo. Rara vez un avance científico o médico es disruptivo por más moderno o tecnológico que parezca. O por más que el médico o científico más reconocido te diga que es el tratamiento o invento más disruptivo que existe. Justamente, que este tipo de personas te lo diga, va en contra de que lo sea.
Y por último, te sirve para apreciar la importancia de aprender otras disciplinas. La disrupción no proviene del conocimiento establecido, si no del afuera y en especial del subóptimo para tu disciplina. Estudiar diferentes disciplinas te ayuda a desarrollar una visión más amplia del mundo y te permite explorar diferentes enfoques, metodologías y formas de pensar. Recordá que “el zorro sabe muchas cosas, pero el erizo sabe una gran cosa”. No se puede ser ambos, hay que elegir.